EL CABECEO: EL MÁGICO LENGUAJE DE LAS MIRADAS

Sabido es que el tango es más que una danza o un género musical, es cultura, cultura identitaria del pueblo argentino.

Esta cultura está llena de matices que van desde lo humanístico, lo artístico, lo social, lo holístico y todos los aspectos que hacen a los seres humanos.

La milonga o lugar donde se baila tango, es el aspecto social del tango. En este se manifiestan todos los espectros de la cultura tanguera, principalmente, los bailarines (la danza), las orquestas (la música), los cantores (la canción y poesía).

La milonga como elemento de expresión social han ido desarrollando con el tiempo distintos "códigos de convivencia" para que todos podamos disfrutar de la milonga, es decir, del aspecto social del tango.

Estos códigos se fueron pasando, como una posta, de generación a generación. Muchos se modificaron, otros se adaptaron, otros se perdieron y otros nuevos nacen. Porque la cultura es un elemento vivo y como tal vive y manifiesta cambios y ajustes según la época y la idiosincrasia del lugar.

Así como existen códigos de circulación en la pista para que todos podamos disfrutar del baile, existe un código que nació con el tango y que sirve para invitarnos a bailar. Ese código se lo conoce como el Cabeceo.

El cabeceo es más que un código, es un lenguaje, un lenguaje muy sutil y exquisito; es el lenguaje de las miradas.

En el libro y también película Memorias de una Geisha, hay una parte donde la discípula y aspirante a Geisha va con su maestra al mercado vestidas de campesinas a hacer las compras. Para estas cualquier ocasión es motivo de aprender y la maestra le dice al discípula, "elige un hombre y detenlo con la mirada", la discípula atónita dice: "no creo que pueda hacer eso" a lo que la maestra le dice: "obsérvame".

La discípula elige un hombre que estaba haciendo compras en el mercado y la maestra pasa cerca de el y lo mira a los ojos en un instante al pasar siguiendo de soslayo la mirada hasta que se termina el campo visual.

El hombre queda fascinado y embrujado por el encanto de la mirada de esa "campesina".

La discípula camino al templo le dice: "¿cómo puedes hacer eso?" y la maestra le dice : "el día que puedas detener a un hombre con una mirada serás una geisha"

Esta anécdota aparentemente desatendida del tango, pretende mostrar el poder de las miradas. Una mirada pude acariciar, puede encender, puede apaciguar, puedo violentar, puede reprimir, puede generar confianza, etc. y puede lograr mágicamente un dialogo entre quienes están sensibles a la actitud del otro /a.

El cabeceo en su tiempo nació para respetar el espacio del otro y para darnos la oportunidad de demostrar nuestro interés (por bailar) sin ser invasivo y que esa comunicación sea discreta entre dos personas solamente. Es decir, solo los dos que se miran saben que están comunicándose y basta que ambos deseen bailar para sin mediar palabra que el baile sea posible. Si uno de los dos no tiene interés no habrá baile.

Aprender este lenguaje es, como todo en la vida, un aprendizaje, es la carta de presentación de los bailarines y el comienzo del baile, ya que depende como mire, como invite, si sonrío o no y como lo haga las personas estarán más predispuestas a fundirse en un abrazo.

Los milongueros dice que el baile empieza con la invitación del cabeceo. Y es cierto. Como escuche a un viejo milonguero una vez "Como invitas a bailar es como va a ser el baile."

Miradas que se buscan, se cruzan, se aceptan o se rechazan, se siguen buscando, y se vuelven a aceptar. se mantienen unas milésimas de segundo y se invitan con un gesto de la cabeza y comienza la magia.

Cabe aclarar que el cabeceo es mutuo, tanto el hombre puede invitar como la mujer.

Hay quienes prefieren acercarse a la mesa a invitar, esto generalmente lo hacen los principiantes a quienes sus profesores no les han explicado cómo funciona una invitación. También en los lugares más informales conocidos como Prácticas.

En una milonga el cabeceo es el lenguaje de comunicación para invitarse a bailar.

Como dijo una milonguera. “Si no podés mirarme a los ojos y respetar mi decisión muchísimo menos esperes que te acepte viniendo a mi mesa".

La mirada de alguna manera demuestra tu aplomo. Tu energía esta manifiesta en ella. Esta no miente.



Guillermo Brizuela

Instructor de Tango / Taxi Dancer Services

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