Estilos de Tango Danza: TANGO de SALON
Este estilo Tango de salón, se
inició aproximadamente en la primero década del siglo 20.
En ese entonces, el tango se vivía puramente de los arrabales y para la clase social
alta el tango era visto como una danza espuria, inmoral, propia de ladrones y
putas.
Aunque en los aburridos encuentros sociales de los ricos al tango se lo defenestraba,
muchos hombres hacían sus “salidas” a la milonga.
Para la clase social de las familias adineradas el tango era sinónimo de gente
lumpen.
En esa época Paris era la capital mundial de la fiesta, los vicios, los
placeres y el desenfreno y cuando los parisinos conocieron el tango se
enamoraron de este y consideraron que tenían que exportarlo a Paris.
Los parisinos encontraban en el tango una danza sensual, libre, salvaje, nunca
vista y ¡cómo no iba a estar el Tango en el ambiente parisino!
La alta sociedad argentina que veía con admiración a Europa, y hacia alarde de
sus vínculos con la cultura francesa no podían entender como el tango, una
danza espuria propia de putas y ladrones podía ser la sensación en la noche
parisina.
La cuestión que el tango lo bailaban los parisinos que además le había dado al
tango un estandarte de algo bello, sensual, apasionado y la oligarquía
argentina se lo estaba perdiendo.
Medio a regañadientes el tango empieza a ser aceptado en los salones de la “high
society” porteña, pero con muchas restricciones.
No se podían hacer cortes, quebradas y sentadas y lo más importante; estaba
prohibido un abrazo estrecho, torso con torso. El límite era una distancia de
un puño entre los torsos de las parejas. A esta distancia se le llamó “luz” o
“bailar con luz”.
Para ello existía “el bastonero” una especie de policía de pista de baile que
observa que el abrazo no fuera muy estrecho porque tenía la autoridad de
detener la pareja y pedirles que bailen con “luz” pasando su bastón entre los
trosos.
El tango que se bailaba en los salones de la alta sociedad casi no parecía
tango, para la gente de los arrabales de la época, porque le habían quitado todos
los elementos que lo hacían tango, como la “parada” del paisano, la “canchereada”
de los compadritos, los “cortes” con alardes prepotentes de los malevos y las “quebradas”
llamativas de los morenos.
Esta “limpieza” seguramente la hacían para no “asustar” a los prejuicios
moralistas de esta clase social y también porque para bailar como en los
arrabales tenías que tener un espíritu arrabalero aunque fueras un jailefe, (aforismo
de “high life”) o shusheta.
Si el tango de los salones de la alta sociedad no se parecían a los de los
arrabales, entonces ¿cómo era el tango de los salones?
Si bien se prohibía bailar a lo “compadrito” es decir con cortes y quebradas y
demás movimientos de alarde, su característica principal era la elegancia, la
sencillez y la pisada a tiempo.
Básicamente este tango era un
tango elegante y caminado y con el tiempo se le llamó Tango de salón o tango
estilo salón.
Este estilo incorporó la postura erguida, los pasos largos y lentos que le dan
elegancia al caminar. Además de la elegancia incorporó la circulación en ronda
contra reloj y la caminata de frente.
Con el tiempo se convirtió en un estilo difícil de dominar principalmente por
el uso de los movimientos lentos y las pausas. Como dicen los maestros de este
estilo “ en la lentitud se ve al buen bailarín”.
Décadas después, en los años 40 y 50, estos estilos, los del tango de los
arrabales y los de salón se fueron mezclando y era común que los barrios iban
desarrollando su estilo de baile y prácticamente cada barrio tenía su estilo.
El que sobrevivo hasta la primera década del siglo 21 fue el estilo Villa
Urquiza que justamente se caracterizaba por un claro estilo de Tango de salón,
caminado, elegante y con una fina sintonización de los movimientos con la
música.
El estilo tango de salón tiene sus cultores y también sus campeones en las
competencias mundiales.
Generalmente los principiantes que aprenden a bailar tango empiezan con este
estilo dominando la caminata básica de frente.
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